¿Y si enseñáramos la economía como la geografía?

Este artículo lo he traducido personalmente del artículo de Peter Radford titulado Geography as an Example, con el visto bueno del editor del blog. El original está disponible aquí. Me pareció muy revelador por la crítica que hace del oficio de los economistas. Me pareció una pena que la gente que no sepa inglés se quede sin leerlo, así que aquí está:

Déjenme ser muy rápido:
La geografía no se enseña (si es que se enseña) como si no hubiera ríos, montañas, llanuras, valles, costas, mares u océanos. Los pueblos, ciudades y las redes que los conectan existen incluso en la clase más básica de geografía. Los geógrafos no empiezan sus clases ignorando la realidad. Ellos se meten de lleno en la realidad y usan el mundo real como fondo para enseñar los procesos y las fuerzas que causan lo que en la realidad vemos.
¿Así que por qué la economía no empieza así?
¿Por qué la economía empieza con lo irreal y luego hace una serie de ajustes para acercarse a la realidad? Quizás es porque los geógrafos no puede ocultar la realidad a sus estudiantes: está a nuestro alrededor todos los días. Pero los economistas trabajan con algo más abstracto, así que pueden escaparse empezando con la fantasía.
Podemos discutir sobre cuánto se acercan los economistas a la realidad, pero pocos rebatirán que la economía básica es demasiado simple y está demasiado llena de asunciones irreales como para ser de utilidad para explicar la economía real.
El problema es que la economía básica es todo lo que un gran número de gente llega a leer o todo lo que se llega a enseñar. Eso es como aprender geografía como si el mundo fuera plano y sin una sola mancha en su superficie. Las utopías inmaculadas puede ser o no recursos educativos útiles. Pero son inservibles como descripciones de la realidad. Eso es obvio, excepto para los economistas que tercamente niegan que su método de enseñanza es responsable de la notable ignorancia que la gente tiene sobre la economía de verdad. 
Cualquier economista que enseñe la materia siguiendo esta moda tan poco sofisticada está contribuyendo a la ignorancia del pueblo. O peor: están contribuyendo al dominio de la ideología incrustrada en una puridad que no existe y no puede existir en la realidad.
Este es un problema ético que los economistas tienen que resolver. Hasta que lo hagan tendremos que reclamárselo todo lo que podamos.
Quizás la economía es demasiado importante para dejársela a los economistas.


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